A pesar de ser un lugar amigable con los niños (tienen sillas para guaguas y lápices para pintar) no tienen mudador, lo cual es extraño para un lugar familiar.
Parece que le hizo mal el cambio de dueño. Hace falta la mano de la antigua dueña. Lenta la atención, pasteles "excesivamente" dulces, los sándwich bajaron demasiado la calidad y siempre esta sucio.
No habían helados :( ... Nos quedamos sin brownie con helado y sin café helado que era por lo que veníamos.... Pinta para bueno pero le falta, poca variedad (no está todo lo de la carta)..