Muy buena atención y la comida es excelente y abundante. Si tenés mucho apetito pediré el ojo de bife BONPLAND, haceme caso que no te vas a arrepentir!
No te dejes engañar por su apariencia intima y romantica. Una vez adentro, te encontras con hordas de niños que no paran de corretear y perforar tus timpanos con escalofriantes gritos sobrehumanos.
El lugar está lindo y no es la típica parrilla donde entrás perfumada y salís con olor a humo. Esperando comida con entradas originales aunque desabridas.