Nada que ver con El Moro original o en todo caso, sus sucursales dentro de Palacio de Hierro o a pie de calle en la Roma. Lo peor es que esta sucursal ni siquiera tiene baño. Todo mal
Mal, mal, mal. Ni los churros ni el chocolate (sin sabor, parecía sólo leche caliente), ni la cajeta (aguadísima y rebajada) saben a lo qué deberían saber.