Tapas frías de 3,5€ aprox y montaditos generosos por 4€. El montadito de la casa riquísimo y por 20€ dos personas sabiendo pedir puedes acabar lleno. Está a pie de playa con parking privado cerca.
El local cuenta con una decoración minimalista con colores blanco y negro, amplias vidrieras y cuenta con la novedad de poder fumar en su interior por tratarse de un sitio amplio y ventilado
Al pedir me dice que las tapas en mesa no se sirven, pregunto dónde se toman entonces, y me enseñan un letrero que según que meses no sirven tapas. El camarero no es ni atento ni amable. Me marcho.
Na da es lo que parece,los camareros pesadisimos,queriendo colocar lo invendible una y otra vez,la carta es engañosa pues tienes que leer hasta la letra pequeña. En definitiva:para no volver.
Lugar privilegiado poco aprovechado. Mala política de reserva de mesas.Hay mesas libres y no dejan ocuparlas. Los camareros están perdidos. Comida excelente, servicio malísimo.