Un lugar en evidente decadencia. En algún momento funcionaba su ambientación de boda pero ahora todos los muebles se ven sucios y viejos. Buenos precios y sigue siendo el lugar para comprar macarons.
Honestamente... meh. El lugar es MUY lindo, la comida de regular para abajo. La atención regular, te sientes OBSERVADO. No hay mucha privacidad. Música cristiana para ambientar. No lo recomendaría.